Gran parte de los vestigios materiales del antiguo Egipto que llega hasta nuestros días proviene del ámbito funerario y la tumba de Neferhotep no es una excepción, aunque los restos del ajuar funerario que lograron sobrevivir a los avatares históricos del monumento fueron muy pocos. Uno de ellos es un par de sandalias tipo ‘ojota’, confeccionadas en hoja de palmera trenzada y tiras de fibra vegetal con torsión, cuyo hallazgo tuvo lugar en un sepulcro anexo a la capilla de culto de TT49 que Davies atribuyó a un ‘usurpador’ de época ramésida, el ‘escriba de documentos’ Rud, y su mujer Ankhnesmut.

Las sandalias se conservaron en buen estado a pesar del lugar en el que se encontraron: el foco en el que se inició del incendio que arruinó las pinturas murales de TT49. Protegidas por los materiales que colapsaron por el calor y las cubrieron, permanecieron en un nicho sellado por las resinas que se derritieron al quemarse las momias allí depositadas. Se encontraron todavía unidas por un cordel y sin uso, y por su tamaño debieron pertenecer a un niño cuyo nombre no se conservó.

La presencia de sandalias en el ámbito mortuorio, no responde a su función primaria de proteger los pies al caminar, sino a la idea de pureza. La ausencia de tal uso es indicativa de su sentido ritual. La prescripción de la rúbrica del conjuro 125 del Libro de los Muertos es clara: el difunto debía calzarlas ante el tribunal de Osiris al ser juzgado en su paso al Más Allá. En TT49 Neferhotep las lleva en sus representaciones.

Autora del texto: Gabriela A. Lovecky

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